
Después de la polémica desatada por los comentarios del candidato de derecha sobre su proyecto cultural, me uno a este diálogo como ganadora de Fondart en cuatro oportunidades.
Para artistas emergentes como yo, el Fondart ha sido de un gran aporte, pues permite trabajar con libertad, investigar, experimentar y difundir propuestas enteramente desconocidas, de tal modo que este fondo dio un giro en la oferta cultural y en la escena de la danza en particular. Lo más difícil es poder ganar la primera vez, porque después uno va conociendo el sistema y es un poco más fácil, pero siempre es incierto el resultado.
Sin embargo, creo que el sistema de concursar cada año para llevar a cabo proyectos de cierta embergadura es agotador y muchas veces lo engorroso del formulario termina con todas las iniciativas creativas.
Definitivamente, un artista no puede depender de ganar el Fondart, pues puede haber pequeños errores que te lleven a la derrota implacable.... la demora en entregar los resultados hace que uno deba siempre tener su tiempo otorgado a otras actividades y si con suerte ganas no hay tiempo suficiente, a veces para desarrollarlo.
Me he sentido privilegiada cuando he obtenido estos fondos, porque los comentarios de los mismos artistas son desagradables a veces, pues dejan entrever que hay pitutos y ciertos favorecidos, pero puedo asegurar que no es así, pues yo no tengo apellido de calle, ni de vino, y tampoco influencias en el jurado (que por lo demás va cambiando cada año y se mantienen incógnitos hasta entregarse los resultados).
Me molesta profundamente que se diga que hay cuoteo político, y que los que se lo ganan son siempre los mismos. Tal vez esto último sea así, porque hay artistas que ya definitivamente no deberían postular. Por su trayectoria, el Estado debería subsidiar su obra por periodos más largos, para darle una continuidad indispensable. Es absurdo que tengan que demostrar cada año que su proyecto vale la pena. Es por eso que muchos de ellos ahora han ganado fondos millonarios que para muchos son cuestionables, pero que responden a financiar proyectos mayores. Lo que no recuerda esta gente, es que lo más engorroso del Fondart son los informes financieros, donde uno debe justificar con boletas y facturas TODOS LOS GASTOS REALIZADOS, incluso yo tuve que devolver dinero en mi Pasantía en Francia por que hubo boletas que no fueron aceptadas, por lo tanto es muy difícil que esos millones se ocupen en otra cosa que no sean actividades propias del proyecto.
Lamento y tengo miedo de la política cultural de Piñera, pues ha habido avances con Fondart que veo amenazados. Evidentemente aún se puede mejorar, y mucho, pero su idea de llevar al sistema a elecciones populares es vergonsoza (si fuera así no habría danza contemporánea) y nos deja nuevamente a los artistas como los clown del rey.